miércoles, 30 de enero de 2019

SUCESO.


HIJO MATA A SU PADRE POR NEGARSE A DARLE DE COMER.
Santos Aureliano Vanegas, un reconocido personaje que habitaba en la zona limítrofe de la frontera de Peñas Blancas, que divide a Nicaragua y Costa Rica, fue asesinado de manera violenta por su propio hijo Wilber Vanegas, tras negarse a darle de comer.


El parricidio que ha estremecido la zona fronteriza sur, ocurrió minutos después de las 4:00 pm del martes, en la sala de una casa localizada a 200 metros al sur de la terminal de buses de Peñas Blancas, la cual era usada por la víctima para rentar habitaciones.

Fátima Sequeira Sánchez, una de las inquilinas de la propiedad, relató que la víctima se encontraba  en la propiedad cuando “a  eso de las cuatro de la tarde escuchó que Wilber Vanegas llegó a exigirle a su padre que le diera de comer y así surgió una fuerte discusión entre ambos pero nunca pensé  que lo mataría”, explicó Sequeira.

Al momento en que inició la discusión, Sequeira se encontraba acostada con fiebre en su cuarto de alquiler, pero refirió a un medio de comunicación nacional que al oír que las voces subían de tono, decidió salir a la sala, para ver qué sucedía y justo en ese momento escuchó que la víctima  le respondía  a  su hijo que  no tenía nada para darle de comer porque la encargada de cocinar no había llegado.

“Cuando salí del cuarto yo le pregunté a don Santos qué  pasaba y me contestó que me estuviera tranquila que regresara al cuarto y que ya le había explicado a su hijo que no tenía comida”, comentó la testigo.

Según Sequeira en ese instante solo estaban los tres dentro de la casa y al regresar al cuarto se percató que en minutos la discusión cesó y que por eso se quedó con mayor tranquilidad en su cama.

No obstante,  al salir a la cocina en busca de agua, descubrió el cuerpo sin vida de la víctima, el cual presentaba un golpe contundente que le propinó su hijo en el costado izquierdo de su cara,  entre el mentón y el cuello.

Para golpear a su padre, el parricida usó un garrote, similar al tamaño y grosor de un bate de madera y tras acabar con su vida, optó por trasladar y encerrar su cuerpo en la cocina, dónde permaneció  por varios minutos, hasta que fue descubierto por Sequeira.

Tras cometer el crimen y ocultar el cuerpo de su progenitor en la cocina, el parricida huyó a territorio costarricense, pero no corrió largo ya que a  eso de las diez de la noche, las autoridades del vecino país del sur, lo detuvieron y procedieron a entregarlo a sus homólogos de Nicaragua, por el mismo puesto fronterizo de Peñas Blancas.

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